Cuesta creer que haya pasado tanto tiempo de la aparición estelar de Golden Sun, allá por el año 2002, todavía en los albores del nacimiento de la consola. El cartucho de silicio convertido en oro, se comentó en su día, puso sobre el tapete la capacidad técnica de una nueva generación de portátiles cuyo éxito oscilaría como una montaña rusa. Camelot Software mostraba sus credenciales a través de un JRPG de corte tradicional. Divertido, haciendo acopio del sentido del humor que Nintendo ha tratado siempre de imprimir a las producciones en las que tiene algo que decir, profundo, longevo. Todo adjetivo positivo que emerja de la mente del lector tiene cabida en la descripción de esta ópera prima. http://jugar-online.blogspot.com/
La edad perdida, secuela espiritual, llegó un año después, en 2003. Muy pronto para digerir el impacto de su antecesor, pero igualmente válido a ojos de los acérrimos que esperaban más de lo mismo, aunque mejor. El auge de la franquicia fue en su día pasto para el debate de los críticos especializados: ¿Ejemplifica Golden Sun el camino a seguir por el RPG de portátil? Lo cierto es que la calidad de la licencia era suficiente como para prever un posible cambio de perspectiva. Cuando todo parecía indicar que Game Cube se convertiría en el próximo objetivo de Camelot, la presencia de Golden Sun se esfumaba de la palestra informativa ante la desesperación de los aficionados vieron en ella un nuevo filón por explotar. Fue entonces cuando comenzó el legado, el misticismo.
Cada E3 o Tokyo Game Show representaba una nueva ocasión para que la franquicia reflotase, algo que no sucedería hasta este mismo año. 2009 pasará a los anales de la historia por haber sido el año elegido para que Golden Sun volviese a los ruedos. Se produjo un cataclismo en la red ante el anuncio de Oscuro Amanecer: los usuarios, desesperados, esperaban noticias con las que decorar sus ilusiones, sus expectativas. En el transcurso de 12 meses, ni Nintendo ni Camelot pronunciaron palabra alguna sobre el título. La información brillaba por su ausencia, Dark Dawn no figuraba en los planes de ninguna de las dos compañías. El extraño abandono al que fue sometido, circunstancia propiciada por el anuncio de 3DS, se señala ahora como uno de los culpables por los que no ha arrasado en Japón, donde apenas ha destacado en las listas de ventas.
De pura cepa
El lanzamiento en Europa se produce en un momento delicado para Nintendo DS, un mes después de hacerlo en el país del sol naciente, pocos días respecto a Estados Unidos. Delicado al menos en cuanto se refiere a la presencia de una sucesora que está llamada a cambiar, una vez más, las reglas del juego en territorio portátil, aunque idóneo por aquello de vérselas con una campaña navideña que siempre promete superar los récords de pasadas ediciones. Sea como fuere, e independientemente de los aspectos paracontextuales que haya vivido esta tercera entrega de la franquicia, Camelot ha optado por seguir la línea impuesta ocho años atrás en el tiempo, al margen de las críticas recibidas en su día, de excesivo hype que ha despertado la amalgama de posibles novedades que ‘podría’ incluir el cartucho.
La realidad es que Oscuro Amanecer podría ser perfectamente el vástago perdido que debería haber aparecido en GBA para aprovechar el tirón mediático, o incluso esa adaptación a NDS que prácticamente se daba por confirmada pero que finalmente nunca vería la luz del sol. Esta situación se produce por varios factores clave que definen el camino que recorre Golden Sun en esta nueva itinerancia: primero, el aroma clásico que supura por cada uno de sus poros; segundo, el despliegue técnico que se realiza a la vanguardia de la potencia de la portátil; tercero, cierto conformismo argumental que aleja al título de la excelencia a la que parecía que iba encaminado desde el momento de su nacimiento. Hará bien el lector en no perder de vista una idea que se repite hasta la saciedad a lo largo y ancho de este análisis: Oscuro Amanecer es, como marcar los cánones, un JRPG de pura cepa.
Es decir, un JRPG clásico que no sorprenderá a nadie por su originalidad, principalmente destinado a los aficionados del género. El sol de Camelot vuelve a brillar con luz propia.
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